Dios sentado en un sillón azul
por Casares, Carlos [autor/a].
Tipo: LibroEditor: Madrid : Alfaguara , 1996 Edición: 1ª ed.Descrición: 311 pp. ; 21 cm.ISBN: 8420482528.Materia(s): violencia | intolerancia | guerra civilRecursos en liña: Faga clic para acceso en liña Resumo: En tiempos de la República, durante una corrida de toros celebrada en La Coruña, el estoque de Belmonte saltó por los aires y se fue a clavar en el cuello de un espectador, que murió en el acto. Al conocerse la noticia, el público empezó a batir palmas pidiendo música. Algún tiempo después, en Orense fusilaban a un joven inocente que se apellidaba París. Todo esto lo oí contar. Las historias de maquis y guardias civiles vinieron más tarde, ésas ya las viví yo en mi infancia. Por lo que se refiere a la barbarie nazi contra los judíos, pertenece al mundo de todos nosotros. En cuanto a la belleza de los atletas y gimnastas en el estadio de Grunewald, son imágenes que nos ofreció la cámara de Leni Riefenstahl. Para entenderlo todo, a mí me faltaba algo. Con este Dios sentado en un sillón azul, las cosas cuadran bastante mejor.Tipo de ítem | Localización actual | Sinatura topográfica | Dispoñibilidade | Data de vencemento | Código de barras | Datos do exemplar |
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Prestable | IES Lama das Quendas Sala préstamo | 82-N c CAS dio | Dispoñible | LED013000014499 |
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Intensa novela de Carlos Casares contra la violencia y la intolerancia.
En tiempos de la República, durante una corrida de toros celebrada en La Coruña, el estoque de Belmonte saltó por los aires y se fue a clavar en el cuello de un espectador, que murió en el acto. Al conocerse la noticia, el público empezó a batir palmas pidiendo música. Algún tiempo después, en Orense fusilaban a un joven inocente que se apellidaba París. Todo esto lo oí contar. Las historias de maquis y guardias civiles vinieron más tarde, ésas ya las viví yo en mi infancia. Por lo que se refiere a la barbarie nazi contra los judíos, pertenece al mundo de todos nosotros. En cuanto a la belleza de los atletas y gimnastas en el estadio de Grunewald, son imágenes que nos ofreció la cámara de Leni Riefenstahl. Para entenderlo todo, a mí me faltaba algo. Con este Dios sentado en un sillón azul, las cosas cuadran bastante mejor.